viernes, diciembre 05, 2008

El amor en Las Vegas


El amor en las Vegas parece que reina. Pero no tanto. Ya en mis terruños, luego de alcanzar parte del revuelo presidencial del Apec (y las variadas calles que nunca terminaron de reparar), me quede con un grato recuerdo de Las Vegas, pero también con la misma desazón que me produjo una de las escenas de Wall-e. Me explico.

Sí, cual cenicienta escapé a la medianoche corriendo del baile antes de darle mi nombre siquiera al buen mozo con el que bailaba. En realidad él no era un príncipe ni yo debía llegar al castillo de la madrastra antes de las 12. Sucede que de tanto bailar me moría de sed y fui por una Coke. Luego fui a sacar la cámara de la cartera para tomar unas fotos y cuando regresé el DJ anunció que esa había sido la última canción…

Bueno, pero no me refería a eso con lo de la desazón. Sino al simplismo con el que se toman las relaciones en la ciudad del pecado. En los días que estuve por allá vi pasar a muchas parejas que parecían quererse y al día siguiente parecían querer a otra persona (ustedes me entienden). Encontré en las calles también muchos latinos repartiendo volantes que ofrecían el oficio más antiguo. Entré a restaurantes en donde, digamos, las chicas no eran tratadas como corresponde. Me crucé con un par de novias apuradas, que caminaban con el vestido de novia con la misma emoción con la que se pasea en busca de un par de zapatos. En realidad estabamos en el mall, así que parecían estar de compras y no a punto de casarse… (ustedes me entienden).

Si, a pesar del romántico paisaje del Venetian (si van se los recomiendo porque es de los más lindos en los que me he alojado) y del ambiente ensoñador, eran muy pocos los que parecían locos de amor, en el buen sentido de la palabra. Pero lo que en realidad me gusto menos, valga decirlo, es ver a tanta gente hablando sola. Caminan por pasillos, lobys, tiendas y cafés, solos o acompañados, pero no se hablan entre ellos, sino con quienes les hablan por el teléfono. Y encima con los handfree… ¡Rayos! Que los monólogo-caminantes eran demasiados para mi gusto.

3 comentarios:

Esther dijo...

Parece un lugar muy bonito pero, qué triste eso del amor así... ...yo tengo la sensación de que eso sucede tantas veces... ...a veces es como si fuera cambiar de camiseta o algo así, mucha gente lo hace. Triste.

Saluditos.

Esther dijo...

Debe de ser que mucha gente no se quiere de verdad, porque si se quisieran de verdad, no harían eso, ni en las distancias ni nada o quizás es que debo de ser yo, que siempre estuve equivocada,no sé... ..."Sólo sé que no se nada", no hay frase que me tan bien. Aunque por suerte, creo que una minoría no deben de hacer eso o quizás es lo que quiero creer. No sé, es todo tan confuso...

Saluditos.

Marcela Mendoza R. dijo...

Si, hay gente que cambia de amores tanto como se cambia de medias... algo asi dice el dicho popular. y si, es una lastima que con un ambiente tan romantico, las personas tomen las relaciones tan a la ligera y los amores no sean los "deadeveras"...