viernes, diciembre 12, 2008

Una carta para Papá Noel


Querido San Nicolás

El mundo está en crisis. Las grandes potencias, acostumbradas a la bonanza, están preocupadas y eso nos deja a los tercermundo estupefactos y asustados. Si ellos, que no tienen nuestros niveles de pobreza, la van a pasar verde, ¿qué será de nosotros? Es por eso mi querido San Nicolás que este año te pido (y conste que no me estoy burlando) que la cosa no sea tan grave como la pintan y la gente en los países tercermundistas levante la mirada al frente y avance con paso firme, rumbo a tiempos mejores. Te pido un poco más de honestidad en los políticos, un poco más de generosidad en los empresarios, un poco menos de deslealtad entre competidores y un tantito más de decencia en la forma de hacer negocios. Te pido que la pobreza no se incremente sino que, por el contrario, este 2009 sea mejor que el 2008, tanto en lo económico como en lo humano.

P.D. Y sí, para todos los bloggers lectores, que este año que llega, a pesar de los grises vaticinios, sea mejor y haya un tantito más de felicidad en sus vidas.

viernes, diciembre 05, 2008

El amor en Las Vegas


El amor en las Vegas parece que reina. Pero no tanto. Ya en mis terruños, luego de alcanzar parte del revuelo presidencial del Apec (y las variadas calles que nunca terminaron de reparar), me quede con un grato recuerdo de Las Vegas, pero también con la misma desazón que me produjo una de las escenas de Wall-e. Me explico.

Sí, cual cenicienta escapé a la medianoche corriendo del baile antes de darle mi nombre siquiera al buen mozo con el que bailaba. En realidad él no era un príncipe ni yo debía llegar al castillo de la madrastra antes de las 12. Sucede que de tanto bailar me moría de sed y fui por una Coke. Luego fui a sacar la cámara de la cartera para tomar unas fotos y cuando regresé el DJ anunció que esa había sido la última canción…

Bueno, pero no me refería a eso con lo de la desazón. Sino al simplismo con el que se toman las relaciones en la ciudad del pecado. En los días que estuve por allá vi pasar a muchas parejas que parecían quererse y al día siguiente parecían querer a otra persona (ustedes me entienden). Encontré en las calles también muchos latinos repartiendo volantes que ofrecían el oficio más antiguo. Entré a restaurantes en donde, digamos, las chicas no eran tratadas como corresponde. Me crucé con un par de novias apuradas, que caminaban con el vestido de novia con la misma emoción con la que se pasea en busca de un par de zapatos. En realidad estabamos en el mall, así que parecían estar de compras y no a punto de casarse… (ustedes me entienden).

Si, a pesar del romántico paisaje del Venetian (si van se los recomiendo porque es de los más lindos en los que me he alojado) y del ambiente ensoñador, eran muy pocos los que parecían locos de amor, en el buen sentido de la palabra. Pero lo que en realidad me gusto menos, valga decirlo, es ver a tanta gente hablando sola. Caminan por pasillos, lobys, tiendas y cafés, solos o acompañados, pero no se hablan entre ellos, sino con quienes les hablan por el teléfono. Y encima con los handfree… ¡Rayos! Que los monólogo-caminantes eran demasiados para mi gusto.