martes, octubre 04, 2005




¡Salud Periodistas!
1 de octubre es una gran fecha. Al menos en Lima, Perú, los periodistas nos olvidamos de que muchas veces censuran nuestras ideas y nos proponemos divertirnos y celebrar nuestro día. El día del periodista no es broma, todos se lo toman muy en serio y la mayoría disfruta unos tragos muy en serio. Es casi casi como la navidada para los niños pequeños. Secretamente (desde el fondo del corazón) llegan al diario mirando a los conserjes en forma especial y aunque no se atrevan a preguntarlo en voz alta sus ojos los delatan... buscan sus regalos.
Es cierto que quien manda regalos a los periodistas, generalmente busca un favor por parte de ellos. Y más cierto aún que recibir un regalo no obliga a ningún periodista serio a cumplir con hacerle un favor a quien se lo envió. Al periodista no se le compra, pero no por eso se le pone mala cara a quien quiere agradarnos: es nuestro día y los obsequios son bien recibidos. Están desde los organismos ligados al estado, quienes envían tarjetas o algún licorcito para brindar, hasta las empresas que quieren congraciarse con la prensa y felicitarlos en su día.
Es cierto también que existen muchos que no mandan regalos costosos y no por eso entran a una lista negra: tienen hermosos detalles que realmente hacen sentir al periodista como todo un rey. Recuerdo hace unos años cuando llego una tasa de cerámica en donde se habían estampado lindos mensajes alusivos a la fecha (gracias por madrugarse para cerrar el diario, por las reuniones muy temprano, por pedir siempre las dos versiones, etc.). Y no podemos olvidar los cientos de mails con mensajes llenos de agradecimiento por la labor realizada.
El día a día del periodista es duro y sacrificado. No tanto como un médico en una sala de emergencias, pero si muy movido y poco reconocido. Cuando estudiaba en la universidad un profesor nos preguntó ¿quieren ser ricos? si es así están a tiempo de cambiarse a administración de empresas. Eso porque el periodista no es millonario, ni nada por el estilo. El periodismo es una pasíón, una forma de vida. Si llegas a montar tu propio diario o canal de televisión puede que alcances una cuenta bancaria con ocho dígitos, pero también ganarás tanto poder y tanta gente buscando manejar ese poder, que si no tienes pasión por la labor y por informar con la verdad, no tendrás para nada una vida tranquila. Tan solo muchos dolores de cabeza y mucha gente diciéndote que eres un loco o (loca).
Muchos nos maldicen, otros nos critican, otros nos quieren callar a gritos, otros nos demandan y nos levantan miles de juicios y nos tratan a veces con la punta del ´pie. "Huy, ahí viene la prensa", "No hablen con la prensa", "Eviten a la prensa", "Ahí están esos chismosos", "Cuánto querrán por mantenerse en silencio?"... son muchas de las frases comunes a nuestras espaldas.
Felizmente, la gente nos necesita, el público nos quiere, algunos nos admiran y muchos valoran nuestro trabajo. ¿Si no furera por el reportero que estuvo doce horas parado con una cámara al hombro registrando un suceso? ¿Si no fuera por horas llamando y soportando negativas hasta conseguir una declaración verídica? Por si fuera poco muchos sufren amenazas por no decir la verdad. Es en suma una profesion de servicio a los demás. Incluso cuando se realiza fuera del campo político, en revistas o publicaciones aparentemente superficiales. Igual es sacrificada y merece de pasión para llevarla a cavo.
Es por eso que cuando viene el 1 de octubre nos gusta tanto recibir felicitaciones, cartas en donde nos levantan el ánimo y reconocen el esfuerzo, cuando brindan con nosotros, cuando tienen algún pequeño detalle para con nosotros (incluso una libretita de bolsillo). Nosotros los peridistas serios sabemos que nos esforzamos y nos gusta por eso celebrar nuestro día como se debe y recibir cuanta felicitación sea posible, aunque sea una sola vez al año.
¡Vivan los periodistas!

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