lunes, setiembre 15, 2008

Se busca



¿los cambiaron alguna vez de colegio? Ha! Si es así, sabrán de lo que hablo. Cuando uno se muda de ciudad deja atrás una casa, un colegio y unas amigas entrañables. Me pasó cuando tenía 13 años y sobre eso quiero hablarles.


Hubo una época en que vivía casi al frente de mi colegio. Me levantaba cuando escuchaba (¡que tales parlantes!) a la mis Juanita instando a las niñas a formarse y en diez minutos estaba lista cruzando el inmenso portón. Allí nos encontrábamos el trío terrible del final de la fila (sí, en aquella época era alta) para hacer toda la bulla silenciosa permitida. Luego nos perdíamos entre la historia de Grecia, las provincias de Loreto, los pleitos de Huascar con Atahualpa y las raíces cuadradas del Baldor. Claro, de tanto en tanto nosenterábamos de lo que había hecho en cada minuto de su vida la vecina del costado en esa nuestra querida última fila.

Ocho horas después, cuando no tocaba entrenamiento, salíamos presurosas a tomar la 51 (¿o 71?). Era el acontecimiento del día. Angie y yo nos ubicábamos estratégicamente en la parte de atrás para tener una vista panorámica. Y esperábamos el momento mágico en que subían el chinito, el gringo y el susodicho. Luego empezaba el juego de miradas y sus respectivos comentarios: que si me miró, que si no me miró, que si se ve cansado, que si no está cansado, etc. Y así hasta que se bajaban. Y luego el omnibus llegaba a su paradero final y Angie se quedaba en su casa y yo me hacía toditito el viaje de regreso...

Al día siguiente podíamos conversar dos recreos enteros sobre lo mismo con Susan y Sandra o alguna otra. Las teorías iban y venían mientras planeabas como íbamos a mirar a nuestros platónicos galanes en la próxima aventura. Y todo un eterno bla, bla, bla que se repitío a lo largo de todo el año porque, como imaginarán, nunca supimos el nombre de los sujetos en cuestión.

Al año siguiente la historia no se pudo repitir. Me tocó irme bastante lejos. Besos, abrazos, direcciones, recuerdos, lágrimas, etc. Amistades de casi siete años no iban a interrumpirse por la distancia, siempre nos escribiríamos, nos visitaríamos algún día, etc.

Y sí, el primer año recibí cartas de la blanca, pecosa, rizada y alta Angie Origie, quien no conocío nunca al chinito (aunque quizas sí a algún otro). Pero no volvimos a encontramos. Angie se mudó y envió su nueva dirección en una carta que no se porqué razón se perdió. Y como no existía San Google, no hubo forma de reencontrar sus datos. Y nunca más nos vimos.

Alguna amiga me contó que se fue a vivir a Estados Unidos. Otra conocida me contó que se caso y tiene dos niños. Dicen que vino a visitar a uno de sus muchos hermanos en el país hace algunos años. Y si mal no recuerdo, vivo ahora muy cerca de donde ella vivía antes, pero nadie por aquí la conoce. Y, la verdad, me gustaría mucho volver a verla...

p.d. si encuentro la foto, la subo. y si alguien la ha visto, que avise...

2 comentarios:

Ursula dijo...

Has probado ubicarla por el facebook?? Ahí yo he encontrado un montón de amigas del colegio, que por cierto, es el mismo que el tuyo, reconocí el uniforme y la insignia al toque.

Suerte en tu búsqueda!

Marcela Mendoza R. dijo...

increible ursula! el mismo colegio? que pequeño el mundo es. osea que hemos coincidido en el patio de mínimas y con la mis juanita y con la mis coco...

todavia me resisto a sucumbir en los encantos del facebook, pero me estas dando una buena razón para abrir una cuenta y empezar a enlazar gente...