viernes, noviembre 03, 2006

Construyendo


(no todas las palabras se las lleva el viento)

Su verde e inquieta mirada proponía siempre un desafío. Sus manos nunca se estaban quietas. Ya sea lanzando una bola de papel, jugando a escondidas con algo o haciendo rayas en el borde del cuaderno. Y sus modales de niño rico no le impedían ser un apuesto rebelde. Parecía no interesarle nada.

Sus ojos marrones tras las lunas no eran el problema. Su ensortijada y ordenada cabellera tampoco. Su delgada figura y su aire de judío tampoco. Su intelecto, sus frases elaboradas, su lenguaje de adulto y su adusta seriedad eran el problema. A los quince todos quieren ser populares, pero ser tan hábil con los números y tan propio al comunicarse eran requisito para ser el último en las preferencias femeninas.

No es difícil imaginar que eran rivales a muerte. Lo que uno decía lo deshacía el otro. Y era peor durante los cursos libres, porque por las sinrazones del destino, les tocó juntos el taller de periodismo. Un grupo de cinco alumnos era muy poco para tamaña rivalidad. Las dos niñas ignoraban sus pleitos porque vivían soñando con si las miraba el guapo del grupo, un alumno con pinta de artista y carencia de vocabulario. Entre todos tenían que hacer una revista.

La profesora – en realidad periodista a tiempo completo que dedicaba dos horas a la semana para enfrentar a dichos adolescentes – no sabía mucho de pedagogía ni de psicología adolescente, pero intentaba de miles de formas hacerlos trabajar en equipo, lo cual era casi imposible porque todo el esfuerzo del intelectual era destruido por las críticas del rebelde, quien lo único que hacía en clase era intervenir cuando ya todo estaba listo para decir que todo estaba mal.

Un día, al inicio de clase, la profesora pidió al opositor por excelencia que se sentara al piso e hiciera el mejor castillo de naipes posible. El alumno se rió con sorna y se dispuso a la tarea más feliz que nunca. El resto del grupo lo miró casi con envidia y luego de quejarse por quince minutos, empezaron a trabajar. Al toque de la campana, la profesora pidió al mudo que derrumbara el castillo, hecho que ocurrió en menos de un segundo. Todos reían y el rebelde se paró más molesto que nunca con su “¿porqué?” en la mirada.

“Construir toma mucho tiempo y esfuerzo, pero destruir es fácil y rápido. Espero entiendan que no pueden ir por la vida criticando por criticar, sin ayudar a mejorar, sin considerar el esfuerzo de quien trabajó” – sentenció la profesora.

No sé si el alumno recordará el hecho, pero sería interesante que los políticos peruanos pensaran en eso.

9 comentarios:

flor dijo...

Hola, mameri, cómo estás? Espero te acuerdes de mí. Hace un par de meses pasé varias veces, y me disponía a seguir haciéndolo. Lo que pasa es que me agarró una mononucleosis que me tuve en reposo 2 meses, y recién ahora vuelvo...

Me pareció muy interesante la reflexión. Es como el cuento de las tres rejas, no? Siento que en las escuelas se aprende tanto de cs sociales como de la vida... a menudo la extraño.

Bueno, espero que con el tiempo volvamos a comunicarnos por este medio. A mí me tendrás seguido por tu espacio, eso te lo aseguro.

Un beso grande

Viv. dijo...

La oposición es buena, necesaria, siempre que sea para aportar, enriquecer el debate, construir o denunciar irregularidades.
A veces la oposición refuerza la estrategia de su adversario y se debilita a si misma.

Besos, desde Montevideo.

Manuel dijo...

Peruanos, mexicanos etc etc

Saludos

Anónimo dijo...

Tienes mucha razon... gracias por recordárnoslo...

Oso Naranja dijo...

La rebeldía es la sangre vital de la juventud. Sin embargo, habría que tener siempre presente a Mafalda: "La cuestión no es romper estructuras, sino saber qué hacer con los pedazos". Saludos.

Marcela Mendoza R. dijo...

flor, que bueno saber de ti y que ya estes mejor

blue: si la oposición es indispensable, el problema es cuando no aporta una mejor solución

manuel: bolivianos, venezolanos, argentinos...

gracias maria elena

percy sí, yo también fui de las que dan la contra, pero es bueno rebelarse con causa, proponiendo y no solo destruyendo.

Marcela Mendoza R. dijo...

por cierto: Que viva Mafalda! (ella es genial)

ROx dijo...

En algunos casos he sentido que mas me han ayudado mis opositores que mis ayayeros. Contradictorio,no?.

Marcela Mendoza R. dijo...

"del enemigo el consejo" dicen rox. y es que las críticas siempre permiten mejoras. lo contraproducente es cuando se quiere destruir todo y no se tienen alternativas de solución, o se intenta crear una nueva constitución cada gobierno en lugar de solo hacer enmiendas donde haga falta y punto, por ejemplo.