lunes, julio 31, 2006

¡Auuu!!!

El sueño arribaba. Los párpados caían. La mente se iba hacia las aguas colaneñas. Pensamientos como el futuro TLC con los gringos, la reducción del I.G.V. o la extraña desaparición del carismático fede estaban siendo disipados de mi mente suavemente gracias al clamor de mi océano favorito cuando una lluvia de vidrios nos bañaron. Atónita ante el impacto, forzada a abrir bien los ojos, tuve que sobreponerme al susto. Mi sobrinita, otra niña de cinco años, el papa de la niñita, un par de ancianos y yo tuvimos que pararnos de los cómodos sofá-cama para sacudirnos las partículas microscópicas de vidrio y buscar si donde había dolor había sangre.

El policía de la puerta del diario me había dateado la cantidad de unidades y efectivos dispuestos a salvaguardar la seguridad en fiestas patrias. Pero al parecer en Barranca, a las afueras de Lima, más de un delincuente o revolucionario resentido estaba haciendo de las suyas. Y nosotros tuvimos la desdicha de ir en uno de los buses objeto de su ira. Dos piedras de más de 15 centímetros pulverizaron las ventanas de nuestros asientos. Gracias a Dios, las piedras no mataron a nadie.

Mentiría si dijera que pude volver a dormir durante el viaje. Mentiría si dijera que no temía un atentado por algún lado mientras hablaba el nuevo presidente. Vi al cholo despedirse resaltando sus logros económicos (nadie te los puede negar) con un fuerte dolor de cabeza. Escuché al "compañero" comprometerse a reducir los sueldos de congresistas para con ese ahorro ayudar a los pobres del sur con el mismo dolor de cabeza. Miedo y sobresalto reinaban mientras Alan se paseaba con su banda. El discurso fue bonito y apropiado, coincidíamos todos, pero esa nunca fue una carencia suya. Solo nos queda confiar en el concertador y plural gabinete. Solo nos queda estar alertas, poner todos el hombro y seguir avanzando.

"Al menos no estamos hoy en dictadura" suspiré cuando contemplé una vez más el adorado mar colaneño. Al dolor de cabeza y la lluvia de vidrios se los llevaron las olas.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

menudo susto! a los mejor los ladrones fueron los mitocientíficos esos!

Anónimo dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Ursula dijo...

Qué susto mas feo, dentro de todo menos mal que no hubo mayores consecuencias, ojalá llegue el día en que uno pueda viajar tranquilo... y que ese día llegue pronto..
Saludos!

Marcela Mendoza R. dijo...

hola mary! es una práctica común de los delincuentes, tirar una piedra y romper un vídrio para detener el bus y robarles.

feísimo Ursula, un verdadero paro cardiaco.

Anónimo dijo...

Mira Marcela(tocaya), este nombre tiene más implicancias de las que uno imagina y trasciende a las personas que lo llevan, no importa el cuento que lleves o las ideas que tengas, algo muy insustancial, pero a la vez, soterrado, nos une. La pasión, el fragor, la marcha, la voluntad, el destello en los ojos, algo que no se define pero que aquellos que qmqn y padecen a una Marcela, tiene el agrado de descubrir. Te parecerá ridículo, pero entre tantas Marcelas por ahí, hay una suerte de conexión inahalámbrica que nos hace vernos, oirnos y comaprecernos.
Yo comparezco aunque no sea de tu misma tierra.
Un abrazo desde chile.
M.

Marcela Mendoza R. dijo...

abrazo tocaya!

Viv. dijo...

Suerte fue solo un susto; comenzaba a leer el relato y me logró estremecer. (Que eres buena periodista, eh!). Un abrazo y miremos más allá; independientemente de derechas o zurdas, mira para arriba y ve el águila que sobrevuela.

Marcela Mendoza R. dijo...

gracias blue!

Marce Infante dijo...

Hola Mameri, gracias por pasar por mi blog
Un abrazo desde Chile

Marcela Mendoza R. dijo...

abrazo too para ti!

La gata que no esta triste y azul dijo...

Como anecdota puedo decirte que aqui el romper cristales de autobuses no es que sea practica como forma de detenerlos para robarlos.
Simplemente en algunos barrios o ciudades dormitorios es algo que hacen los adolescentes estupidos, no se porque, ni que pretenden. Pero en alguna ocasion ha tenido tragicas consecuencias. Recuerdo una piedra lanzada a un tren de cercanias que tuvo como consecuencia la muerte de un pobre hombre que iba camino de su casa...
La estupidez no conoce fronteras.
Gracias que solo fue el susto.

Marcela Mendoza R. dijo...

menuda tontería la de divertirse tirando piedras! tal parece que no piensan en lo que hacen o en las consecuencias de lo que hacen o no les importa el daño que puedan causar.

Anónimo dijo...

Me alegro de que estés bien.

Un abrazo.

Marcela Mendoza R. dijo...

otro para ti gulliver!

Anónimo dijo...

También me ocurrió algo similar años atrás, pero la piedra no era tan grande y no llegó a explotar la luna.

Suerte en los próximos viajes!