amanece calmada
pero en la tarde se arrebata
y si te descuidas
enciende pasiones
calma tormentas
y hasta te roba una lágrima.
Nuestra mar es así
y así la amamos todos,
aun cuando se robe a un niño
o rompa furiosa en un llanto de olas
y en su pataleta solo surjan sobresaltos.
Serena o brava según se le antoje,
no sabe pasar desapercibida.
Caricias no le faltan para regalar
y hasta algunos besos salados le puedes robar
si es que bien la sabes tratar
y con respeto, pero sin miedo,
nunca jamás la espalda le das.
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