y el tiempo se detiene.
Sonrío, sonríes,
y ya no tengo miedo.
Escucho tu voz
y mi corazón danza.
Me miras, te miro
y no hacen falta palabras.
contemplo tu yo y me lleno de gozo
ves mi corazón y compruebas
que toda intriga es falsa,
que no soy lo que la envidia afana.
Te miro, me miras,
y mi alma está contenta,
porque en ese segundo eres mío
y tuyo es mi corazón,
y mi tú y tu yo se conjugan
en una perfecta balada.
Te miro, me miras ...
y no se hace falta ya mas nada.
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