Tus labios hablan aún sin emitir sonido.
Tiemblan, se endulzan, juguetean y gritan en silencio.
Palidecen y enrojecen al ritmo de tus ojos,
Se contraen y distienden tanto como tus pupilas
Y se roban suspiros sin pronunciar palabra.
Ni rosa, ni gris, ni nube, ni otoño.
Ni chocolate, ni queso, ni sal, ni hielo.
Ni solos, ni tristes, ni indiferentes, ni fatuos.
Sensibles, expresivos, apetecibles, eternos.
Ni tuyos, ni míos, ni ajenos, ni propios.
Transparentes, altivos, violetas, locuaces.
Los miró y los miro y entiendo...
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