Un segundo marca la diferencia. Puede sonar cliché, absurdo o innecesario... Pero cuando una lo ve con sus propios ojos se convence de golpe de la importancia de hacerle caso al cliché.
El auto iba rápido, tan rápido que no podía frenar. Y ella iba rápido, tan rápido como sus pies se lo permitían, pero ni uno ni otro hizo lo que debía y el resultado fue el típico: una muerte más.
No recuerdo, o simplemente no me fije, si era ella la que cruzó cuando la luz estaba en rojo o si fue el chofer de la camioneta 4x4 el que avanzó cuando debía detenerse... Lo cierto es que la prisa e imprudencia de uno de los dos originó la tragedia.
Y fue asi como, en menos de veinte segundos estaba la mujer dando vueltas por el aire y cayendo a la vereda, casi inconsciente. Y, lamentablemente, el auto no se detuvo. Llegó a la esquina y paro un rato, pero en el descuidó,en mdio del caos, se fugó. La ambulancia llegó en menos de diez minutos, pero no logró salvarla.
Sin embargo, lo peor de todo es que esto, en el Perú, no es una excepción. Aquí el tráfico se incrementa año a año (pasamos de 145 mil vehículos nuevos el año pasado, a180 mil este y 250 mil el 2014), y con ese aumento crece el índice de accidentes, al punto que somos el país con más accidentes de sudamérica (en promedio 77 mil mueren por culpa de ellos al año) y tenemos a diario 200 de estos accidentes, 26% de los cuales son por exceso de velocidad...
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