Un mundo de encrucijadas, lleno de idas, venidas y contrantes. Una ciudad imparable, dinámica, fría, golpeada, trajinada, remecida y apremiada, pero al mio tiempo elegante, pacífica, romántica y ecológica. Un imperio de cemento rodeado de naturaleza que te permte caer en el frenesí pero al mismo tiempo tiene espacio para el más puro relax.
Nueva York es casi esquisofrénica, he de decirlo, pero tiene tanta simpatías incorporadas que es difícil no quererla. Y entre todo su laberinto y contraste está llena de mucho, pero mucho y muy bueno, periodismo de investigación, de ese que se las juega todas por la verdad ...y es quizas por eso, que hoy, que recién te conozco realmente de cerca, no dejo de admirarte...
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