viernes, abril 15, 2011

Tan diferentes...


Pisar suelo brasileño en pleno shock post elecciones fue algo interesante, porque más allá de maravillarme con la dulzura, amabilidad, caballerosidad y belleza de los brasileños, pude ir mirando, con ojo crítico, si todo aquello que dicen de la bonanza de nuestro vecino es cierto.
Sí, vi muchos lugares lindos, edificios modernos, grandes avenidas y gente bien vestida. Vi calles ordenadas, centros comerciales elegantes y tanto tránsito como es imaginable... pero vi también una ciudad cara, de esas como las europeas, que uno mira de lejitos.
¿Por qué una coca cola me cuesta casi cinco veces más? ¿Por qué un polo cuesta tanto como acá una buena casaca? Para empezar, las industrias que trabajan en Brasil tienen altos impuestos y si son importadoras, tienen aún mayores tasas y costos que el resto. Eso, entiendo, lo hacen para propiciar la venta de fabricantes locales y para crear una mayor industria nacioanal. ¿Les funciona? claro que sí, porque tienen una enorme masa de compradores (es un país grande y super poblado) y ya traen, históricamente, una industria creada. Además, de esos impuestos que cobran entra mucho dinero que se puede redistribuir en adecuados programas sociales.
En el Perú, no tenemos ni de lejos la cantidad de compradores que ellos tienen, históricamente carecemos de grandes industrias de capital local y los pocos extranjeros que han venido a fabricar en nuestro territorio lo hacen porque les damos bajos impuestos...
No, definitivamente, no somos como elllos y sus soluciones no son algo que podamos aplicar aquí tan tranquilamente...

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