domingo, setiembre 19, 2010
es cierto...
Sí, es cierto, Londres es simplemente exquisita. Demasiado hermosa. No hay callejuela o rincón en donde no haya un poquito de historia escondida, un toque de magia, misterio o elegancia. En especial el centro histórico, en donde uno se pierde entre las piedras de las veredas, las construcciones medievales, los castillos, las fachadas de las tiendas y el puente.
Pero, es necesario decirlo, parte de su encanto se debe a lo limpia y cuidada que la tienen. No hay basura, polvo acumulado en las paredes, ni mucho menos. Salvo la esqina cercana al Mc Donald, en donde vimos una cajita feliz tirada en un rincón, se aprecia un cariño y cuidado por la ciudad que difícilmente se encuentran al otro lado del charco.
Y, en efecto, los ingleses son tan pulcros como su ciudad y tan bien puestos como los muestras los libros y enciclopedias. Amables, atentos, muy muy correctos y respetuosos, aún cuando tengan estilo punk y aire desenfadado. Y, sí, bastante ordenados hasta para tomarse una cerveza en la calle...
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