jueves, agosto 21, 2008

La cucharita


Era una vez un país tercermundista en donde a la improvisada reparación de objetos dignos de ser desechados se bautizó como criollada. Allí los carros andan hasta cuando parece que solo un milagro los puede hacer andar. No hay rotura o desperfecto que no pase por las manos de un ingenioso mecánico que se vuelve capaz de poner operativo hasta lo más inservible.

Pues en ese país ocurre lo que en otros parece irrisorio. El otro día, un periodista en apuros – como siempre suelen estar los periodistas – hizo un movimiento rápido muy fuerte y su llave USB cayó destruida al suelo. La carcasa, señores y señoras, quedó absolútamente destruida. No había en ella nada rescatable. ¿Y la información? ¿Y las fotos almacenadas? ¿Y el cierre?… las preguntas agolparon la mente de todos los presentes y, como es lógico, causaron un tanto de sobresalto. Procedió entonces el periodista a introducir la maltrecha memoria a su laptop y sí, todos los archivos estaban intactos.

Superado el percance la producción continuó. Archivos van, archivos vienen. La memoria seguía operativa, pero impudorosa ella, carecía de cualquier tipo de plástico que la abrigara o protegiera. El editor, impresionado ante la resistencia de la susodicha, optó por improvisarle un ropaje y tomando dos cucharitas de plástico cubrió sus circuitos y con ayuda de la valiosa cinta adhesiva la dejó recatadamente cubierta. Los presentes aplaudieron la proeza y, tras bautizarla como “la cucharita”, continuaron con sus quehaceres. Y sí, los días pasan sin que ella presente ningún achaque y su dueño sonrie contento cada vez que debe usarla.

P.D. Y miren que hasta quedó pintona para la foto. Lo único que faltó fue filmar el proceso y subirlo a Youtube para que el mundo entero sepa que la creatividad para resolver emergencias en el Perú la llamamos criollada.

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