miércoles, junio 02, 2010

Honorable


Una de las cosas más llamativas que tiene Arequipa, además, claro está, de su chupe de camarones, es que desde todos lados se puede ver al Misti. La ciudad entera gira, sin querer queriendo, en torno al inmenso volcan y sus calles parecen alabanzas llenas de respeto frente al honorable y real mandatario de todo el pueblo.
Al pasear por sus calles y carreteras, uno siente que solo le queda admirarlo. Y recuerda a aquellos que en su niñez y juventud le imponían ese mismo sentir. Como aquel profesor visitante que llegaba a nuestra aula universitaria muy de vez en cuando para abrirnos los ojos sobre lo que la política y el periodismo son.
Recuerdo que uno sentía hielo en el estómago segundos antes de que empezara su clase - el clásico temor de no tener la respuesta correcta - pero se iba disipando segundos después, cuando te absorvía con sus apasionantes historias. Como la de aquel joven postulante a una beca, que entró con 100 personas más a un aula y supo marcar la diferencia. Luego de pedirles escribir un artículo, el profesor fue cogiendo los textos y, tras de decir el nombre, rompia el papel y lo tiraba al piso sin siguiera haberlo leído. el joven en cuestión, se paro molesto y le dijo al profesor que no merecía tal falta de respeto (desechar el texto sin haberlo leído) y se retiró del aula, aún a sabiendas de que podía perder la beca. Al final de la clase el profesor lo buscó y le dijo que él era el único aprobado de su clase, porque le demostró coraje, honorabilidad, respeto a si mismo... cualidades básicas de un buen periodista.
No se si es por su tamaño, por su elegancia, por el respeto y temor que inspira, o porque se le puede ver desde cualquier lado de la ciudad, pero el Misti es, a mi parecer, como aquel que se gana un lugar honorable y, quizas sin proponérselo, consigue que siempre se le tome en cuenta.