viernes, marzo 20, 2009

Manuscritos


Durante la semana que estuve en Washington no tuve oportunidad de entrar a la mayoría de los museos que ofrece la ciudad, pero vi suficiente como para quedarme encandilada.

En verdad está es la ciudad de la tradición estadounidense y el rinconcito soñado de cualquier historiador del “nuev
o mundo”. Y es curioso no solo por mostrar sus testimonios históricos, sino por el cuidado y la dedicación que le ponen a cada uno de ellos.

Más allá de los homenajes a los caídos en las batallas, encontré en
la biblioteca del congreso (Library of Congress) una exposición muy interesante. Allí estaban desde una copia del primer original de la Biblia impreso, hasta los libros y apuntes personales del genial Lincoln.

Llamó poderosamente mi aten
ción la declaración de la independencia en original y todos los manuscritos originales – incluyendo copias de las páginas en los libros de las que se tomaron las ideas – que se produjeron al establecer la primera constitución.

Y por si esto no fuera poco, por pura coincidencia, encontré una exposición sobre la llegada hispánica a las Américas, en donde se recogían muestras de las principales culturas de Centro y Sudamérica. Pero no era una exposición de huacos, sino más bien una breve sinopsis que incluía ejemplares originales de uno que otro cronista. Me encantó ver legados de mi querido país tan lejos de casa, aunque no me hizo tanta gracia v
er lo ensalzada que estaba la cultura mexicana al otro lado del pasillo… pero bueno, ni modo.

domingo, marzo 15, 2009

Héroes



Una nación se construye, en parte, con un legado de héroes a los cuales honrar. Y eso es mucho de lo que pude encontrar en Washington, una ciudad nueva (históricamente hablando) en donde se han encargado de elevar por todo lo alto a todos aquellos que marcaron el inicio de esta república que hoy se encuentra con una de sus más severas crisis económicas.

Paseando por sus heladas calles pude apreciar no solo un conjunto de bellos edificios que maravillan a los espíritus que buscan el equilibrio, sino también a un pueblo orgulloso de sus logros y deseoso de dejarle a todo el mundo bien en claro la magnitud de los mismos.

Y no son solo lindos y faustuosos edificios. El centro de Washington está repleto de homenajes a los presidentes que marcaron su historia - como Lincoln – y a todos aquellos que lucharon en las últimas guerras – como Vietnan. Un intento por ensalzar, con nombre y apellido, a todo aquel que hizo algo por su país. Un esfuerzo por dejar en claro a sus ciudadanos que el heroísmo será siempre ensalzado, aún cuando pierdan una guerra (o dicha guerra no sea exactamente una guerra santa).